Si cuando oye el ruido de las croquetas caer en el comedero nuestro perro se acerca con poco entusiasmo y solo mordisquea unas pocas, es posible que nos encontremos frente a un problema. No obstante, antes de preocuparnos en exceso, es necesario determinar con exactitud cuál es la causa de ese comportamiento para aplicar el tratamiento adecuado.
Es posible que llenes el comedero con la ración indicada en el paquete de comida y que esperes que el perro lo devore al instante.
Sin embargo, esa cantidad es solo orientativa y un alto porcentaje de los animales no se la come toda. Así que si ves que tu perro no pierde peso, es posible que no sea un glotón y que solo coma lo que realmente necesite. En cambio, si la falta de apetito se prolonga más de un día o dos es posible que el animal esté enfermo, por lo que tendrás que acudir al veterinario.
Existen numerosas razones por las que el perro puede dejar de comer. Vamos a ver algunas de ellas:
Todo dependerá de la causa del problema: si se debe a alguna enfermedad, el veterinario te indicará cómo debes alimentarle hasta que se solucione el problema. Si el perro no come porque es un poco escrupuloso puedes aplicar alguno de los siguientes consejos:
Reduce al mínimo la cantidad de golosinas y de snacks. Sírvele el alimento siempre a la misma hora. Por lo general se recomienda dividir la porción diaria en dos o tres raciones y ofrecérselas a lo largo del día. En el mercado existen numerosos juguetes en los que puedes esconder trocitos de comida y el perro tiene que esforzarse para conseguirla. Con este tipo de objetos haces que el animal relacione la comida con algo positivo y divertido. Un breve paseo antes de comer despierta el apetito. Prueba a cambiar el sabor del alimento de vez en cuando. Si hasta ahora le has dado un pienso de pollo, prueba a darle otro con salmón o cordero.
Por lo general la comida húmeda es más sabrosa, contiene aproximadamente un 75 % de agua y le resulta mucho más apetecible al animal. Por lo tanto, puedes ofrecerle este tipo de comida de vez en cuando. Ten en cuenta que, una vez abiertas, el contenido de las latas se deteriora con rapidez. Por otra parte, nunca debes intentar que el perro recupere el apetito ofreciéndole comida de tu plato. La comida casera no es equilibrada y puede provocar carencias nutricionales en el animal. •
Fuente: Colegio Oficial de Veterinarios de Alicante (4/17)
Los ataques epilépticos son muy espectaculares, por lo que si es la primera vez que le sucede a tu perro es normal que te inquietes.
Vamos a explicar a continuación en qué consiste esta patología y cómo debes actuar si te enfrentas a ella.
Un ataque epiléptico se debe a una descarga excesiva de un grupo de neuronas en la corteza cerebral.
Como consecuencia el perro manifiesta una serie de alteraciones, como son una pérdida de consciencia, movimientos motores alterados, vómitos, defecación, salivación, etc.
Podemos dividir las causas que la provocan en dos grandes grupos: extracraneales (algunos tóxicos, trastornos metabólicos, etc.) e intracraneales (tumores, traumatismos, anomalías del desarrollo, etc.). También podemos hablar de la epilepsia idiopática, aquella de causa desconocida, en la que parecen intervenir factores genéticos.
En el ataque epiléptico podemos encontrar varias etapas:
Las medicaciones comunes que se usan para tratar la epilepsia tienen como objetivo reducir el exceso de excitación de las neuronas.
Las que se usan con más frecuencia son el fenobarbital, el bromuro potásico y el diacepam. El veterinario te recomendará el tratamiento más adecuado teniendo en cuenta los factores específicos de tu mascota.
Es importante que acudas sin falta a las revisiones periódicas en las que se evaluará la efectividad de las dosis de los fármacos utilizados y si se ha producido algún cambio en la frecuencia o intensidad de los ataques.
Es posible que la medicación a largo plazo haga que el perro gane peso, por lo que habrá que controlarlo de cerca e incluso pensar en un plan para mantener su condición corporal en buenas condiciones, si es necesario.
Por lo general un perro con epilepsia puede tener una buena calidad de vida siempre que se sigan unas recomendaciones básicas como el control periódico del animal por parte del veterinario y, sobre todo, no olvidarse la medicación.
Por lo general los ataques se producen cuando el perro está relajado y tranquilo, por lo que no es necesario reducir el nivel de actividad física. Únicamente se recomienda no dejarlo nadar, ya que si se produjera el ataque dentro del agua, supondría un riesgo.
Lo primero de todo, no entrar en pánico. Aunque parezca que nunca se vayan a acabar, por lo general los ataques son breves, así que puedes medir su duración y después pasarle la información al veterinario. También deberías darle un relato minucioso de todo lo que ha hecho el perro durante el ataque. Si la duración del ataque ha sido superior a los 5-10 minutos debes acudir de inmediato al veterinario. No hay que confundir el comportamiento posterior al ataque con el ataque en sí. El primero puede durar horas aunque si se prolonga en exceso sería mejor llevarlo también al veterinario. Si los ataques se repiten con frecuencia (3 o más al día) también debes acudir al veterinario.
Precauciones
Fuente: Colegio Oficial de Veterinarios de Alicante (4/17)
Hay problemas sanitarios que requieren una atención veterinaria urgente. Para casi todos los veterinarios, el trastorno de la dilatación torsión gástrica es probablemente el nº 1 en la lista de las urgencias más graves.
La torsión gástrica es un problema urgente producido por una dilatación en exceso del estómago, a causa de la presencia de gases. Este aumento de tamaño y peso del estómago tiende a provocar una torsión del mismo, ya sea por un giro parcial o total. Una vez que se produce el giro del estómago, éste pierde su posición dentro del abdomen del animal y a veces arrastra consigo a otros órganos como el bazo.
Todos estos cambios de ubicación de los órganos en el interior del abdomen son fatales para la vida del animal. Esta afección la suelen padecer principalmente las razas de perros grandes o gigantes, su aparición es más rara en perros de razas pequeñas o gatos, pero nada es imposible.
Los síntomas típicos de este problema son:
Una vez que se produce la torsión del estómago, los síntomas aparecen enseguida; es entonces cuando el propietario debe acudir sin demora al centro veterinario.
Esta afección discurre rápidamente y en cuestión de horas puede causarle la muerte al animal. Ya en el centro veterinario, los profesionales tienen que actuar con rapidez. Muchas veces su tratamiento pasa por realizar una cirugía en el momento.
Desgraciadamente, sólo puede darse a los propietarios un pronóstico reservado en cualquier caso.
No se sabe a ciencia cierta la causa de esta patología, pero se asocia a un exceso de comida previa y un ejercicio excesivo posterior, en razas de perros grandes o gigantes. Otros veterinarios añaden que es un trastorno que tiene su base en problemas digestivos propios de estas razas.
Razas de perros predisponentes a padecer este problema
Muchos criadores y propietarios de estas razas piden a los veterinarios una operación conocida como “gastropexia” como prevención, que consiste en la fijación del estómago dentro del abdomen. •
Fuente: Colegio Oficial de Veterinarios de Alicante (4/17)
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Mascotas • Asistencia • Abr 2017
Es habitual que las mascotas sufran accidentes. Los animales no son capaces de reconocer los riesgos que les rodean, son sus dueños y veterinarios quienes deben velar por ellos.
Es importante que los propietarios sepan cómo actuar en estas situaciones antes de acudir de urgencia al veterinario. Es normal que tras un accidente de cualquier tipo los nervios estén a flor de piel. Mantener la mente fría en estos momentos puede ayudar mucho.
Cuando a tu propia mascota le ocurre algún incidente grave, a veces no se sabe reaccionar correctamente a tiempo. Los sentimientos que te unen a tu animal de compañía y el estrés de esos momentos son muy fuertes, pero los veterinarios tratarán de ayudaros, tanto al paciente como al propietario, en la medida de lo posible.
La primera recomendación es que antes de nada llames urgentemente a un centro clínico veterinario, ya que gracias a las indicaciones telefónicas de un profesional sabrás cómo atender adecuadamente a tu mascota en cada situación.
El objetivo es acudir lo antes posible a la consulta veterinaria, pero los profesionales requieren una información previa, básica y objetiva de lo que ha ocurrido para poder asesorarte y tratar apropiadamente al enfermo. También es indispensable que no provoques ningún daño añadido al paciente por una mala atención primaria o por un mal traslado.
El tiempo que permanecemos hablando por el teléfono de urgencias tiene que ser el mínimo necesario. El veterinario se tiene que hacer una idea de lo ocurrido para poder orientar al propietario de lo que debe hacer hasta llegar al centro clínico.
Las preguntas básicas que tendrás que responder por teléfono son:
¿Qué ha ocurrido? Debes responder brevemente dando la información básica de lo que ha pasado: atropello, caída, intoxicación, pelea, fracturas o heridas sangrantes, asfixia, etc. Dependiendo del motivo de la urgencia las indicaciones del veterinario serán distintas.
¿El animal está consciente y respira? El profesional tiene que saber si la vida del paciente corre un peligro inminente o si es un escenario menos grave.
¿Cuándo ocurrió el accidente? El tiempo transcurrido desde el accidente puede ser vital para el enfermo. Por ejemplo, los incidentes en los que prima el tiempo son intoxicaciones, torsión de estómago, ciertos atropellos o algunas heridas sangrantes, entre otros.
¿Qué síntomas o lesiones observas? Tienes que responder diciendo lo que más te está llamando la atención de la situación, es decir, está inconsciente o no se mueve, convulsiona, tiene vómitos y diarreas, fracturas óseas, sangra exageradamente, etc.
¿Cuánto tardarás en llegar al centro veterinario? Hay que indicar al profesional que te atenderá cuánto tiempo dispondrá para preparar el material o planificar los tratamientos necesarios (incluido acondicionar el quirófano, si fuera necesario). Así podrá recibir al paciente con todo organizado para atenderlo inmediatamente en cuanto llegue.
Los propietarios que se encarguen de los primeros auxilios del animal accidentado tendrán que comprobar sus constantes vitales:
En las ocasiones más extremas, a veces, es necesario realizar maniobras de reanimación cardiopulmonar in situ. Las actuaciones básicas son:
La realización de estas técnicas requiere una preparación previa, porque si no se podría perjudicar al paciente; por eso conviene tener aprendido cómo ejecutar estas maniobras de antemano. La mejor forma de conocerlas es a través de tu veterinario. En una de las revisiones habituales de tu mascota podrás preguntar a tu clínico.
El dolor y el miedo pueden transformar al animal más dulce en una fiera. Todo propietario debe acercarse con cuidado a la mascota accidentada, teniendo siempre bajo control la boca y las patas.
Si muestra un comportamiento agresivo es primordial ponerle un bozal o cubrirle la cabeza y las uñas (pero permitiendo la respiración) para poder manipular al paciente. Así se inmoviliza parcialmente al herido y se evita cualquier daño a la integridad física de las personas.
En muchas ocasiones es de gran importancia que el paciente se maneje o se mueva lo menos posible. Puede haber problemas, como hernias discales, lesiones medulares, heridas, fracturas, etc., que no conviene que se manipulen mucho porque pueden agravar la situación. •
Fuente: Colegio Oficial de Veterinarios de Alicante (4/17)
Todos los propietarios de mascotas saben que los truenos, fuegos artificiales u otros sonidos fuertes pueden estresar mucho a los animales hasta el punto de provocarles una gran ansiedad.
Las fiestas del barrio, fin de año o cumpleaños pueden ser momentos muy divertidos, pero en cuanto aparecen los petardos o los fuegos artificiales se convierten en una verdadera tortura para algunas mascotas.
Las tormentas con fuertes truenos les provocan el mismo sentimiento. En términos médicos se dice que tienen fobia a los ruidos intensos y pueden reaccionar de dos maneras opuestas: se esconden o bien se escapan corriendo.
En este último caso existe el peligro añadido de que el temor motive que no oiga ni vea nada, por lo que es más probable que sufra un atropello o se pierda. Con el tiempo este problema se agrava, por lo que si queremos evitarnos muchos problemas y que la mascota viva tranquila es necesario ponerle remedio.
Son varios los motivos que pueden haber ocasionado el temor del perro:
El animal puede manifestar alguno de los siguientes síntomas:
Algunos de ellos también pueden indicar otras patologías, por lo que si persisten lo primero que hay que hacer es acudir al centro veterinario para que el profesional examine al animal y confirme el diagnóstico de fobia a los ruidos.
Para conseguir que el animal pierda el temor se puede aplicar un método denominado desensibilización. Requiere mucha paciencia y firmeza.
Consiste en grabar los ruidos que asustan al animal (truenos, petardos, bocinas, etc.) y reproducirlos a un volumen muy bajo, que no asuste al perro. Hay que ponerlo varias veces a diferentes intervalos de tiempo, hasta que el perro no muestre miedo.
En días sucesivos aumentaremos el volumen; si el perro muestra temor lo volveremos a bajar. Este proceso se repite tantas veces como sea necesario hasta que el animal pierda por completo el miedo.
Es posible que el volumen que no lo asustaba un día provoque su temor al día siguiente. No hay que desanimarse, sino adaptarse siempre al comportamiento del perro; en ese caso se recupera el volumen del día anterior y se prosigue con el método.
Los perros que se esconden se sienten protegidos en su refugio. Ya sea detrás de la puerta o debajo de una silla, allí pueden controlar su miedo.
Tratar de sacarlo de ahí puede resultar traumático, ya que él entenderá que estamos intentando quitarle su única protección, con lo que aumentará su temor y la situación no mejorará.
En estas situaciones no hay que hacer nada, hay que esperar a que el animal se dé cuenta de que a su alrededor todo está tranquilo y que el propietario también está calmado. De este modo es probable que al poco tiempo el animal salga sin ayuda. •
Fuente: Colegio Oficial de Veterinarios de Alicante (4/17)