ODS • Energía • Oct 2021
El Ayuntamiento de València, la Generalitat, la UPV y la Fundación Valenciaport firman un acuerdo para promover el conocido como combustible del futuro con el objetivo de la descarbonización • Esta iniciativa busca desarrollar el hidrógeno verde en el sector del transporte y la logística en el área metropolitana y el puerto
Todo se canaliza a través del Programa H2VLC-València Valle de Hidrógeno Verde. El Ayuntamiento —junto con otras 7 entidades públicas, más de 30 empresas de referencia y pymes valencianas, 5 centros de investigación y 3 spin-off tecnológicas— participa en esta iniciativa, que movilizará 160 millones de euros de inversión y contempla 21 proyectos en los próximos cinco años, con el objetivo de la descarbonización.
El alcalde, Joan Ribó; el conseller de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, Arcadi España; el rector de la Universitat Politècnica de València (UPV), José Esteban Capilla, y el presidente de la Fundación Valenciaport, Aurelio Martínez, han firmado en el Salón de Cristal el acuerdo para desarrollar el proyecto.
El primer edil ha destacado el papel de la investigación y la innovación en la apuesta por las energías renovables y la lucha contra el cambio climático.
Se trata de una colaboración centrada exclusivamente en el impulso al hidrógeno verde, es decir, aquel que se produce a través de fuentes renovables de energía, como los paneles solares o los campos eólicos.
“Ante la emergencia climática no podemos quedarnos a medias en nuestras aspiraciones. La apuesta por el hidrógeno de origen estrictamente renovable tiene que ser ineludible”, ha manifestado Joan Ribó.
“Si queremos ofrecer a las próximas generaciones ciudades con un aire más limpio y oportunidades laborales de calidad, tenemos que combinar sostenibilidad e innovación en la configuración de una logística y una movilidad metropolitana descarbonizada”, ha recalcado.
Así, la declaración de intenciones que se ha suscrito “establece las bases para trabajar conjuntamente en abrir nuevas opciones para un futuro más sostenible”. El alcalde ha subrayado la adhesión de más de 40 empresas, entidades e instituciones a este proyecto, coordinado desde el centro de innovación Las Naves y la UPV, y que aspira a obtener el apoyo financiero del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del gobierno de España.
La investigación, la innovación y el desarrollo tecnológico son los factores clave para acelerar las transiciones a la sostenibilidad, ya que el hidrógeno verde está en un proceso de maduración al que todavía le queda un recorrido importante, particularmente en cuanto a la reducción de los costes de producción para garantizar su viabilidad económica.
Por ello se refuerza el trabajo de la universidad, los institutos de investigación y los departamentos de I+D+y de las empresas “para orientar el programa al despliegue de tecnologías nuevas que sitúen la economía valenciana en una posición de competitividad en un ámbito estratégico”.
El máximo responsable municipal ha resaltado asimismo la incorporación de una visión metropolitana “para dirigir el transporte y la logística en un planteamiento que va más allá de la ciudad de València”.
Además, H2VLC buscará la colaboración con otros valles de hidrógeno verde en España, como el de Aragón, Cataluña, Madrid o País Vasco.
“Para el Ayuntamiento de València, el despliegue de la economía del hidrógeno en el sector del transporte y la logística en el área metropolitana de València puede ser fundamental”, ha señalado el alcalde, para quien “constituye un refuerzo y un complemento al modelo de transporte ferroviario que cuenta con el corredor mediterráneo como eje vertebrador”.
Por otro lado, Ribó se ha referido a las diversas acciones llevadas a cabo desde el consistorio para “ser una ciudad verde y climáticamente neutra”, como el Pacto de Alcaldes, el Plan de Movilidad Urbana Sostenible, el Plan de Acción por el Clima y la Energía Sostenible, el Plan Verde y de la Biodiversidad en que se está trabajando en estos momentos, o la Estrategia Urbana València 2030.
El alcalde de València ha indicado que, “en particular, las ambiciones de descarbonización se centran en la formulación de una misión de innovación para convertirnos en una de las ciento ciudades europeas climáticamente neutras que la Comisión Europea quiere impulsar en el horizonte 2030”.
H2VLC se articula alrededor de 21 proyectos, que contemplan desde la construcción de infraestructuras específicas de generación y dispensación de hidrógeno verde para el transporte, hasta la adquisición de camiones, autobuses, furgonetas, vehículos de servicios urbanos y vehículos de transporte logístico industrial impulsados por hidrógeno verde.
Incluye el desarrollo y producción de un tranvía de hidrógeno, así como de tecnologías comerciales de generación, consumo y gestión integrada de la cadena de valor del hidrógeno verde, con proyectos que llevarán a cabo centros de investigación de la UPV y la UV, en colaboración con diferentes empresas de la Comunitat Valenciana.
Ya se han sumado a esta iniciativa más de 40 empresas, instituciones y entidades valencianas, entre ellas Consum, Aguas de València, BP, Balearia, EMT, Stadler, el Grupo Gimeno, *Pavasal, FGV, DAM, ETRA, Transvia, el Grupo Alonso, la Sociedad de Agricultores de la Vega y los principales transportistas que operan en el Puerto de València. También tiene el apoyo de tres centros de investigación de referencia de la UPV —el Instituto CMT-Motores Térmicos, el Instituto de Tecnología Química (UPV-CSIC) y el Instituto de Ingeniería Energética—, otro de la Universitat de València —el Instituto de Ciencia Molecular, ICMOL—, y el Instituto Tecnológico de la Energía (ITE). • 10/21
ODS • Emisiones CO2 • Ene 2021
En este periodo la región ha aumentado su volumen de emisiones en un 42%, pasando de emitir 17,6 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera en 1990 a alrededor de 25 millones en 2019 • Cada ciudadano valenciano emite 4,99 toneladas, una media inferior a la del conjunto del país (6,67t/hab) • El pico de las emisiones de la Comunidad Valenciana se registró en 2005, al igual que Canarias y Cataluña, todas ellas comunidades con un gran sector turístico • Hace poco Esri,AIS Group y el Observatorio de la Sostenibilidad lanzaron ODS Maps, una herramienta cuyo objetivo es facilitar a ayuntamientos y organismos locales el desarrollo de aplicaciones, mapas y soluciones de consulta pública que permitan hacer seguimiento del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y también sus emisiones de CO2
La Comunidad Valenciana se sitúa en sexta posición en emisiones totales acumuladas entre 1990 y 2019 en el conjunto de las comunidades autónomas del estado con un total de 773 millones de toneladas de CO2, según el informe Radiografía de las emisiones de CO2 por CCAA 1990-2019, elaborado por el Observatorio Sostenibilidad y la consultora AIS Group. Esto equivale al 7,2% del total de las emisiones de España en esos casi 30 años.
En este periodo de tiempo, la Comunidad Valenciana ha aumentado su volumen de emisiones en un 42%, pasando de emitir 17,6 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera en 1990 a alrededor de 25 millones en 2019. Su nivel de emisiones de 2019 la sitúa como la sexta comunidad que más CO2 arroja, aunque lejos de las cifras de Andalucía y Cataluña, que encabezan el ranking.
El pico de las emisiones de la Comunidad Valenciana se registró en 2005, al igual que Canarias y Cataluña, todas ellas comunidades con un gran sector turístico. En ese año superó los 32,5 millones de toneladas. La mayor parte de las CC.AA. alcanzaron su pico en el periodo 2004-2007, momento álgido de la burbuja inmobiliaria previa a la crisis.
En cuanto a las emisiones per cápita relativas a 2019, cada ciudadano valenciano emitiría unas 4,99 toneladas, una media inferior a la del conjunto del país (6,67t/hab).
De acuerdo con los autores del informe, se espera que en 2020 se registre una caída muy significativa de todas las emisiones de las CCAA, debido a la COVID19, incluso con porcentajes mayores de un 7,6%, que es el porcentaje necesario para llegar al 2050 con cero emisiones. Si bien, el reto para los próximos años es “reducir las emisiones, pero sin reducir el bienestar de la población”.
El volumen de emisiones de CO2 es uno de los indicadores que recoge la ODS Maps, una herramienta lanzada recientemente por Esri, AIS Group y el Observatorio de la Sostenibilidad, cuyo objetivo es facilitar a ayuntamientos y organismos locales el desarrollo de aplicaciones, mapas y soluciones de consulta pública que permitan hacer seguimiento del cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Todo lo relativo a la huella de carbono forma parte de las múltiples variables incluidas en ODS Maps para medir el grado de cumplimiento con el ODS 13, relativo a la protección del medio ambiente y la lucha contrta el cambio climático.
ODS Maps es una solución extensible y configurable, es decir, se puede adaptar y ajustar a las necesidades concretas de cada territorio. Ofrece un índice que mide el grado de cumplimiento del municipio con cada uno de los 17 ODS, además de la posibilidad de acceder a más de 300 variables e indicadores, calculados específicamente para esa localidad. Estos datos e información, plasmados en un mapa o un cuadro de mandos, brindan a la Administración el conocimiento necesario para centrar los recursos.
Por ejemplo, a través de los indicadores, un Ayuntamiento será capaz de identificar cuáles son las zonas, barrios o incluso secciones censales, con mayor riesgo de pobreza y tomar decisiones más rápido para poder cubrir las necesidades de la población más vulnerable de una forma eficaz. Y no solo eso, sino que a través del cuadro de mandos podrá monitorizar si se está produciendo una mejora en el desempeño de cada ODS y determinar si se da un impacto real de mejora de los indicadores. • 1/21
Arriba - Portada - Contenidos de ocio, cultura, deportes, sociedad en Facebook y en Twitter •
ODS • Economía Circular • Ago 2022
A pesar de la crisis provocada por el aumento de los precios de la energía —y de su impacto en los costes de gestión del aceite industrial usado— el pasado año se recogió el 100% de este residuo peligroso en la Comunidad Valenciana • Durante 2021 —a través de la red de gestores que trabajan en el marco del Sistema Integrado de Gestión de Aceites Usados (SIGAUS)— se atendieron más de 6.600 establecimientos generadores de aceites usados distribuidos por 385 municipios valencianos, en los que se recuperaron 13.770 toneladas • Tras su recogida y tratamiento, el aceite usado se devuelve al mercado como nuevos lubricantes o combustible, haciendo posible evitar la emisión de 8.000 toneladas de CO2 y ahorrar 126 GWh de energía, en un modelo claro de Economía Circular
A través de SIGAUS se recogieron el pasado año en la Comunidad Valenciana 13.770 toneladas brutas de aceites usados (incluyendo impropios como agua y otros sedimentos) repartidas entre 6.604 establecimientos (siendo el 58% talleres mecánicos) de sectores tan diversos como la automoción, la industria, el transporte, el comercio o la construcción.
Esta generación fue extremadamente dispersa en el territorio, ya que más de la mitad de estos puntos productores de aceite usado (un 57%) generaron menos de una tonelada de residuo, acumulando entre ellos apenas un 12% del total del aceite usado generado. En total, para recoger todo el aceite usado fue necesario efectuar 18.239 operaciones de recogida entre 385 municipios valencianos.
Una vez terminada su vida útil, el aceite industrial se convierte en un residuo muy contaminante debido a la presencia de metales pesados y otras sustancias tóxicas, que puede afectar negativamente al entorno y a la salud de las personas si no se trata de la forma adecuada. Por ello, es fundamental contar con un sistema logístico y financiero que permita recoger este residuo allí donde se produce, aunque sea en zonas alejadas o de difícil acceso.
Así, gracias al sistema logístico puesto en marcha por SIGAUS, se recuperaron el pasado año 1.032 toneladas de aceite usado en 157 municipios rurales valencianos, otras 240 t en municipios de montaña y 119 t en municipios de menos de 1.000 habitantes.
El coste logístico de recuperar el residuo en este tipo de zonas es muy elevado, ya que implica largos desplazamientos poco rentables, más aún en estos momentos en el que la crisis energética ha elevado tanto el precio de los combustibles, por lo que la financiación de la recogida del residuo resulta fundamental como servicio ambiental, pero también económico y social en estas zonas poco pobladas y alejadas de los grandes núcleos urbanos que, sin embargo, suelen contar con grandes valores naturales.
“En 2021 hemos sido testigos del aumento de los precios de la energía y de los combustibles, un incremento que en los últimos meses ha superado el 60%. Dado que cada año es necesario recorrer miles de kilómetros para recuperar el aceite usado que se genera en la Comunidad Valenciana, resulta evidente cómo la crisis en los precios de la energía tiene un fuerte impacto en los costes de gestión del residuo del aceite industrial”, señala Eduardo de Lecea, Director General de SIGAUS.
Gran importancia tuvo además la recogida del residuo junto a espacios protegidos, donde evitar la contaminación del aceite usado resulta imprescindible para evitar un importante impacto ambiental.
En 2021 se atendieron 69 establecimientos generadores de este residuo situados en el entorno de 21 espacios protegidos valencianos, entre los que se encuentran parques naturales, reservas de la biosfera o reservas naturales.
En estos enclaves se recogieron en total 102 toneladas de aceite usado. Como ejemplo, en el Parque Natural del Turia se recogieron 59 t, y 10 t en la Reserva de la Biosfera del Valle del Cabriel.
En el mismo sentido también fue destacable la recogida del aceite usado en el entorno de recursos hídricos, como ríos, embalses o lagos. Hay que tener en cuenta que se trata de un residuo especialmente dañino para los medios acuáticos ya que, si se vierte en el agua, crea una capa que impide el traspaso de oxígeno, imposibilitando la vida para la fauna y flora.
En estos entornos se recogieron 75 toneladas de residuo en 55 puntos productores. Como ejemplo, se recuperaron 1.138 kg en instalaciones a menos de 250 m de zonas sensibles a la contaminación de las aguas, como las Salinas de Santa Pola.
Una vez recogido, el aceite usado fue trasladado a centros de transferencia para su análisis y eliminación de posibles impropios, proceso que una vez completado resultó en una cantidad neta de aceites usados de 12.478 toneladas, volumen finalmente tratado para obtener nuevos productos, siguiendo los principios de la Economía Circular.
De esta cantidad, más de tres cuartas partes del residuo —9.745 toneladas— fueron destinadas a regeneración. Se trata de un tratamiento que permite obtener nuevas bases lubricantes del aceite usado y que es el que prioriza la actual normativa.
Gracias al residuo regenerado en la Comunidad Valenciana durante el pasado año fue posible producir más de 6.000 toneladas de nuevos lubricantes y ahorrar cerca de 3 millones de barriles de petróleo (si esos lubricantes se hubiesen producido a partir del refino del crudo). Además, el aceite usado regenerado también permitió evitar la emisión de 6.500 toneladas de CO2 a la atmósfera, y el gasto de 124 GWh lo que supuso otro claro beneficio para el entorno.
El resto del aceite usado no regenerado fue valorizado energéticamente mediante otro tratamiento que permite transformar el residuo en un combustible de uso industrial que suele usarse en hornos de cementeras, papeleras o en centrales térmicas de generación eléctrica, minimizando así el uso del fuel óleo o de otros combustibles provenientes del petróleo.
Este tratamiento también reportó diversos beneficios a nuestro entorno, ya que gracias al aceite usado valorizado energéticamente en la Comunidad Valenciana (2.733 toneladas) fue posible evitar la emisión de 1.498 toneladas de CO2 a la atmósfera y ahorrar 2,5 GWh de energía.
“La Economía Circular del aceite usado es una realidad posible gracias a la colaboración conjunta de empresas adheridas, gestores del residuo, administraciones públicas y ciudadanía. Llevamos 15 años asegurando la gestión de este residuo, afrontando para ello diferentes crisis –de oferta, de demanda, el Covid y ahora los precios energéticos–, y seguiremos trabajando en esta línea para que ni una sola gota de este residuo contamine nuestros paisajes”, subraya el Director General de SIGAUS. • 8/22
SIGAUS es el Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) de referencia en España en el sector de los aceites industriales usados, cuyas empresas adheridas representan cerca del 90% del aceite lubricante que se pone en el mercado en España. La existencia de SIGAUS responde a las obligaciones que el Real Decreto 679/2006, por el que se regula la gestión de los aceites industriales usados, impone a los fabricantes e importadores de lubricantes de garantizar la correcta gestión de los productos que ponen en el mercado una vez llegan al final de su vida útil. SIGAUS se encarga de atender estas obligaciones en nombre de sus empresas adheridas.
Como entidad sin ánimo de lucro, SIGAUS emplea íntegramente los ingresos que obtiene de sus empresas adheridas (0,06 € por cada kg de aceite puesto en el mercado) en financiar la recuperación y correcta gestión de los aceites industriales usados incluidos en su ámbito de actuación. SIGAUS ofrece un servicio de recogida universal y eficiente que cubre todo el territorio y todos los sectores en los que se generan aceites usados. Desde 2007 SIGAUS ha recogido y valorizado más de 2 millones de toneladas de aceite usado, y regenerado más de 1,4 millones de toneladas.
SIGAUS cuenta con un Sistema de Información Tecnológico (SIT) que registra informáticamente las declaraciones de operaciones de gestión (recogida y tratamientos) efectuadas por los gestores con contrato con SIGAUS, acreditadas en los documentos oficiales regulados y expedidos por el Estado o las CC.AA. Los datos de gestión aportados en esta nota provienen de dicho SIT.
ODS • Calidad del agua • Sep 2021
La transparencia mediana del Lago de la Albufera de los meses de verano de 2021 se sitúa 10-15 centímetros por encima del periodo 2008-2014, y 5-10 cm por encima de 2015-2020
Durante las últimas dos semanas, en el marco de los trabajos de seguimiento del estado ecológico del agua y de los canales y acequias del alrededor de la laguna de l’Albufera, se ha constatado que los canales del Palmar han vivido un crecimiento explosivo de una especie de planta sumergida, Ceratophyllum demersum, conocida popularmente como cola de zorro o milhojas de agua, entre otros
En los últimos meses, el canal del Puerto del Palmar, la Carrera Nova de la Reina y la Acequia Vella del Palmar mantenían cierta cobertura fragmentada de otra planta sumergida, Potamogeton pectinatus (conocida localmente como ‘pelo’, por su parecido con los cabellos largos).
Las temperaturas estivales, junto a una mejora de la transparencia del agua experimentada en los últimos dos meses, han favorecido la germinación de las semillas de la “cola de zorro”. De hecho, esta especie es una de las plantas sumergidas más dependiente de la calidad del agua.
El crecimiento explosivo vivido por esta planta sumergida actúa muy positivamente sobre el ecosistema acuático de los canales y sobre la propia calidad del agua.
Al crecer tan rápido, las plantas incorporan una gran cantidad de nutrientes del agua, y favorecen un aumento de la transparencia y calidad, de tal forma que es fácilmente observable el fondo de la acequia y la fauna que vive allí.
Además, el crecimiento de las plantas sumergidas permite recuperar la funcionalidad del ecosistema: mejoran notablemente la oxigenación del agua, actúan como lugar de refugio y de puesta de huevos de peces, anfibios y de invertebrados (como por ejemplo las libélulas) y dispersan semillas o fragmentos de planta, que permitirán mantener sus poblaciones y colonizar nuevas acequias.
El crecimiento explosivo de la “cola de zorro” se ha visto igualmente favorecido por una dinámica positiva de mejora de la transparencia del agua de l’Albufera que guarda relación con el periodo final del cultivo del arroz, en el que el arrozal funciona como filtro verde, asimilando los nutrientes del agua para crecer y espigar, mientras el agua circula continuamente por los campos.
Este proceso se ha potenciado en 2021 con una mayor tasa de circulación y renovación del agua de la laguna, relacionada con una mayor pluviosidad experimentada en los últimos meses, especialmente en las zonas de recarga del acuífero y que entran en el humedal a través de manantiales y fuentes superficiales, principalmente procedentes del ámbito hidrológico del Júcar. •