Música • Alondra Galopa • Ago 2020
El confinamiento ha trastocado los planes de todos y cada uno de nosotros. Afectando a los menos afortunados con problemas de salud o haciendo estragos en el ámbito económico y, por supuesto también, se han cambiado los roles y formas de trabajo.
Alondra Galopa, antes del estado de alarma, estaba en pleno trabajo de producción de su próxima entrega discográfica pero este tiempo paró en seco el proceso por imposibilidad de reunión del grupo. En estas semanas, el núcleo de la banda formado por Mónica Navarro y Juan A. Salinas (que conviven en la misma residencia) han continuado perfilando los nuevos temas pero también han desconectado de esta tarea con otros proyectos como el de Alaud`X, su proyecto como dúo experimental, editando una sesión electrónica de más de dieciséis minutos “Tu mundo” acompañado de video lyricy ya, como Alondra Galopa, han adaptado “Sound of Silence” de Simon & Garfunkel al castellano y lo han llevado a su terreno de pop oscuro, con esencia de post rock y dark noise que caracteriza algunas de sus producciones. Este muro sónico contrasta con la belleza y armonía de la voz de Mónica, que interpreta con matices dream pop el mítico corte incluido en la película de “El graduado”.
Escrita por Paul Simon a finales de 1963 y principios de 1964 en una situación concreta y personal pero que se puede extrapolar a muchas situaciones o vivencias; la falta de comunicación, el egoísmo y el ensimismamiento de las personas, donde todo el mundo parece tener algo que decir pero donde nadie escucha a nadie, convirtiéndose en un mensaje atemporal, válido en demasiadas ocasiones. Una paradoja que refleja la sociedad en la que vivimos, donde es fácil sentirse solo entre la multitud, rodeados de ruido y murmullo sin escuchar nada más y sin prestar atención a lo importante. A veces es necesario pararse a observar, escuchar y percibir lo que nos rodea, prestar atención al silencio, quizás encontremos en él alguna respuesta.
Alondra Galopa hace suyo el mensaje de Simon y nos regala este “Sonido del Silencio” en 2020 y pleno confinamiento, con la esperanza de hacer ver que, por más gritar, necesariamente no siempre somos escuchados. • 8/20
Festival Internacional de Jazz de Alicante - 2005
Dentro del primer bloque de conciertos programados en la VIII edición del Festival Internacional de Jazz de Alicante, el público tuvo ocasión de escuchar a quien, para muchos es uno de los principales saxofonistas del mundo entre los que continúan en actividad.
Woods ofreció en esta oportunidad un brillante recital de fraseos, a la vera de su formación en cuarteto y una impecable orquesta sinfónica San Vicente bajo la batuta de Juan Espinosa.
El cuarteto lo completaban Ben Aronov (piano), Reginald Jonson (batería) y Douglas Sides (batería.
Comenzó, como no, con el inolvidable Charlie Parker, de quien interpretaron una selección de piezas compuestas pensando en vigorosas secciones de cuerdas, papel que la orquesta San Vicente desempeñó a la perfección. En la línea interpretativa de Woods no se oculta la influencia de Parker y eso se pudo notar en los diferentes pasajes en los que dibujó diversos climas con su saxo alto.
Tampoco faltaron temas de Quincy Jones, uno de los orquestadores más famosos del jazz contemporáneo, con quien también actuara en el pasado, y recuerdos al sonido de Gerry Mulligan, otro monstruo de la boquilla.
Hace treinta y cinco años, Woods se encontraba viviendo su aventura europea con la European Rhythm Machine pero su dilatada trayectoria le permite figurar compartiendo escenario con históricos como Dizzie Gillespie, Thelonius Monk o Michel Legrand. Fue sin duda un placer auditivo contar con su presencia en Alicante.
Por su parte, la Orquesta Sinfónica de San Vicente, que ha crecido mucho desde su formación inicial como orquesta de cámara hace poco más de veinte años, creó un clima envolvente que arropó con singular armonía los diferentes fragmentos solistas de los cuatro músicos de jazz así como los que interpretaron algunos de sus miembros, como el primer violín, la flauta o el clarinete. Poder contar con estas formaciones en un festival de jazz es todo un privilegio que debería repetirse con más frecuencia.
La VIII edición del Festival de Jazz, que se complementa con una programación de jam sessions distribuidas por locales de toda la ciudad, está creando un acervo que ya debería comenzar a pensar en ampliar su cartera de patrocinios privados, con el fin de incorporar más fechas.
De este modo, y manteniendo su inicio hacia finales de julio para no superponerse con festivales de más solera como los vascos de Vitoria o San Sebastián o incluso el murciano de San Javier estaría llamado a convertirse en la alternativa del jazz a lo largo de agosto sobre la costa del Mediterráneo.
Festival Internacional de Jazz de Alicante - 2005
Randy Brecker, trompeta • Bill Evans, saxos tenor y barítono • Hiram Bullock, guitarra y voz • David Kikoski, teclados • Victor Bailey, bajo • Rodney Holmes, batería
El viernes 5 esta formación deleitó a la numerosa audiencia en el Festival de Jazz de Alicante bajo el nombre de Bill Evans & Randy Brecker Soul Bop Band, un formalismo que busca abreviar lo que debería ser la mera enumeración de sus nombres propios, uno a uno, porque cada uno es ya un monstruo del jazz, el funk, el jazz rock o como quiera etiquetarse a cada uno de los temas que interpretaron.
Tanto como músicos solistas, arregladores o compositores, o como músicos estables o invitados de otras grandes bandas o junto a grandes figuras del jazz y el rock, son pocas las biografías grupales de la historia reciente de la música contemporánea que escapan a la mención de alguno de estos seis músicos.
Son unos All-Stars del jazz-funk-rock que continúan paralelamente con sus vidas de músicos profesionales y no dejan de grabar y sorprender al amante de las innovaciones sonoras.
Brecker demostró la soltura con la que maneja su trompeta desde hace más de treinta años, viajando por las amplitudes tonales que lo llevaron a la fama. Al presentarlo, Evans dijo de él que era uno de los mejores trompetistas en actividad y no se equivocaba. No era un piropo superficial ya que luego él mismo, con sus saxos, se sometió a incesantes duelos pulmonares con la precisión que sólo dos profesionales de este nivel pueden dar.
El primer tema fue extenso y rompedor. El sexteto funcionó a la perfección en un arrebatador clima de ritmos y melodías apoyados en un inagotable “chiquito pero matón” Rodney Holmes que se encargó de manipular sus baquetas a velocidad sorprendente mientras Kikosky y Bailey rellenaban el resto de la base para que Brecker y Evans hicieran de las suyas. A su izquierda, los 120 kilos de virtuosismo de Bullock todavía se dedicaban “sólo a acompañar”.
El show recién comenzaba y una ansiosa audiencia no quería que el tema terminara ya que la propuesta no parecía tener fin y los músicos tampoco daban señales de querer hacerlo.
Como nada queda librado al azar entre profesionales, lógico, hubo un final. Aunque casi sin pausa para retomar con unos sonidos ya más cercanos al jazz rock, en el que Bullock comenzó a desgranar unos solos memorables. También Kikoski se soltó y representó el primero de sus solos con unos jueguitos de moog arrebatadores.
Prácticamente todos mantuvieron duetos de ida y vuelta a lo largo del concierto, como el caso de un Brecker “sintetizado” con un Kikosky “hammonizado” o Kikosky, de nuevo, con un Bullock a sus anchas.
Bullock, antes de pasarse a las cuerdas, fue un incipiente saxofonista y eso le permitía divertirse aún más en los intercambios armónicos con Evans o con Brecker, también acostumbrado a frasear con guitarras de forma presuntamente improvisada pero precisa, como en el inolvidable “Zappa in New York” de hace casi treinta años. También demostró Bullock el potente timbre de voz que tiene en “Don’t Tease Me” o en los coros que hizo a Brecker que, menos virtuoso en la voz pero de forma muy personal, desgranó una suerte de jazz “raperizado” que relataba historias sobre la Nueva York de la que se nutre espiritualmente.
Bailey y Holmes guardaron sus individualidades para el final y el público, totalmente cautivado, supo agradecerlo con sonoras ovaciones al virtuosismo de ambos. Victor Bailey desgranó un muestrario de escalas e incluso cerró su solo con un punteo de vértigo con ambas manos atacando por encima del diapasón. Este bajista debutó con Weather Report siendo un adolescente, reconocimiento temprano que no hace más que confirmar su gran calidad. Holmes, por su lado, multiplicó los parches a velocidad de vértigo y fue cambiando de estilo y de ritmo a voluntad, tal como había hecho a lo largo de todo el show.
Pero todo tiene su fin y ya no podía haber más bises en un concierto que prácticamente no dio respiro y en el que esta Soul Bop Band se brindó de lleno desde el primer minuto. El clima no daba para otra cosa y cerraron con “Big Fun”, para reflejar la alegría y la diversión que se respiraba en el ambiente, gracias a la energía que transmiten estos monstruos del jazz-funk.
Ya queda menos para que termine la edición 2005 del Festival de Jazz de Alicante y qué poco parece todo cuando se disfruta tanto junto a estos números de excepción.
D.L.
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Música • Ilegales • Sep 2020
Desde su regreso a los escenarios en 2015, Ilegales ha mantenido una apabullante trayectoria, que ha demostrado hasta qué punto está vigente un repertorio lleno de crítica, desapego y urgencia; una visión que rápidamente hace que cualquiera de nosotros se sienta identificado... y así se explica el éxito de los dos álbumes publicados por la banda en estos años: "La vida es fuego" (La Casa del Misterio/Ataque!, 2015) y "Rebelión" (La Casa del Misterio/Ataque!, 2018).
La aparición del documental "Mi vida entre las hormigas" (Virgin Rds./Universal, 2017), terminaron de consagrar la banda como uno de los referentes del rock hecho en español, desvelando su faceta más humana sin desvirtuar la aureola más vitalista y pendenciera de la banda.
La misma imagen de rockeros incombustibles que se ha podido ver en las decenas de conciertos que el grupo ha dado en estos años, colgando el cartel de "no hay entradas" casi una noche tras otra.
Ahora, coincidiendo sin pretenderlo con el parón de la gira por las circunstancias que nos está tocando vivir, el grupo quiere publicar las canciones a medida que van estando terminadas, sin esperar a completar el repertorio necesario para lanzar un álbum.
Así es como han aparecido "Te prefiero lejos" (La Casa del Misterio/Ataque!, 2020) y "Juventud, egolatría" (La Casa del Misterio/Ataque!, 2020), y ahora llega a las plataformas digitales "Reptil Interior".
La canción habla sobre el "cerebro primitivo" que la evolución no ha erradicado completamente, y nos lleva a tomar decisiones instintivas, incluso sin saberlo... Unos llevamos dinosaurios, otros lagartijas y algún que otro, un cocodrilo; pero todos nosotros llevamos implantado un Reptil Interior.
A primeros de octubre, el single tendrá una versión física, en formato de single de vinilo 7", que incluirá una sabrosa Cara B y sin duda será carne de coleccionista, pues se hará una tirada limitadísima de 500 unidades. • 9/20
Extremadura • 29 Mayo 2013
LOS SABINEROS se presentaron junto a LOS CHUNGUITOS, ante casi 2000 personas, en la Caseta Municipal del Predio Ferial de Cáceres, como anticipo del concierto que ofrecerán en Granada el próximo sábado 8 de junio, a las 20:00.
El show fue retrasmitido por Extremadura TV, que también realizó un reportaje durante la prueba de sonido.
Pop-On El Campello - Julio de 2005
La primera edición de lo que promete convertirse en cita anual no podía tener mejor cartel para poder denominarse concierto internacional: Roxy Music. La casualidad de los cambios que a veces caracterizan a una gira quiso que esta, en lugar de ser una de las dos actuaciones españolas dentro de su gira mundial 2005, se convirtiera en la única presentación del mítico grupo británico.
De este modo, el Pop-On El Campello entró con paso firme en el calendario de eventos musicales, a lo que contribuyeron también los otros dos grupos convocados, el trío que encabeza Iván Ferreiro y los vanguardistas Cycle.
Abrió el fuego Iván Ferreiro, presentando temas de su último trabajo “Canciones para el tiempo y la distancia”, que se comercializa junto con un DVD de tomas directas, tan natural y espontáneo como la música que Ferreiro presentó frente a una abigarrada masa de seguidores, sin duda subyugados por su singular voz, aquilatada en el panorama musical español tras quince años en Los Piratas y un breve paréntesis de reconstrucción musical junto a su hermano Amaro.
El trío se adueño del escenario durante la primera hora del show, rellenando el aire con sus melodías como fondo de las historias narradas con un timbre de voz ya inconfundible.
Siguió Cycle, una formación anglohispana que recupera el techno-pop de ahce veinte años con una vigorosa energía tanto musical como escénica. La fuerza y el despliegue del actor-cantante Luke Donovan y la actriz-cantante Chica Patino contribuyeron a mantener en vilo a una ya numerosa audiencia que se animaba a marcar unos pasos al ritmo de los electrizantes temas de Cycle.
Al igual que con Ferreiro, la estricta hora de show supo a poco pero ya sin luces naturales y poco después de las 23:00 apareció el plato gordo de la noche: Roxy Music. La historia formal de este grupo tiene dos etapas. La primera que va desde su debut en 1971 hasta su separación hace poco más de veinte años (1983) y la segunda que se inicia, igual que este siglo, en enero de 2001 y que nada indica que vaya a terminar pronto.
La categoría de “clásico” o de “grupo universal” que le podría caber a Roxy Music quedó también demostrada por la variada edad del público presente. Jóvenes de menos de treinta años reconocían y cantaban parte de los temas que, por fuerza, habían sido compuestos en su mayoría en los ’70 y principios de los ’80.
Son pocas las bandas que pueden volver tras más de quince años de separación y demostrar en el escenario la misma energía y calidad musical que tenían entonces. En ello influye la gran vitalidad creativa y el nivel profesional que han demostrado a lo largo del tiempo.
Cuando se habla de Roxy Music se menciona rápidamente al cuarteto básico (Brian Ferry en voz y teclados, Phil Manzanera en guitarra, Andy MacKay en saxo y otros vientos y Paul Thompson en batería). Pero Roxy es siempre algo más, tanto en número de músicos como en presencia escénica.
En esta oportunidad, Roxy Music se completó con Chris Spedding (guitarra), Guy Pratt (bajo), Julia Thornton (percusión), Colin Good (teclados), Louise Peacock (violín, teclados), David Williams (guitarra) y las voces de Sarah Brown y Me'sha Bryan. Faltaría mencionar a las “chicas con las plumas” (al decir de Ferry) que en coreografías pop estilo Blow Up acompañaron algunos de los temas.
Cada uno en su terreno, unos ases, todos con brillantes trayectorias, bien con álbumes propios o con un pedigree de haber compartido escenarios con otros monstruos del pop y el rock. Un placer, por ejemplo, haber presenciado los diálogos guitarrísticos entre Manzanera y Spedding o los fraseos de este último en contrapunto con la voz de Sarah Brown. Entre otros, por ejemplo, Colin Good es ya un habitué de estas giras y David Williams trabaja con Brian Ferry desde hace diez años.
Los temas interpretados pertenecen en su gran mayoría a ese primer trienio de fábula, cuando todavía estaba Brian Eno en el grupo y no dejaban de asombrar con su propuesta musical rompedora y vanguardista. Abrieron con Re-Make / Re-Model, un tema lleno de energía y que figura en su primer álbum, que contó con la producción de Pete Sinfield (King Crimson) y que Island Records publicó en el verano de 1972. Phil Manzanera, que no actuaba con el grupo hasta entonces, fue llamado para las grabaciones y forma parte de Roxy desde entonces.
Ya conquistado el público sin darles pausa, los temas que siguieron fueron Street Life, Out Of The Blue, Ladytron, A Song For Europe, My Only Love, Both Ends Burning, Tara, In Every Dreamhome A Heartache, The Bogus Man, Jealous Guy, Pyjamarama, Editions Of You, Virginia Plain, Love Is The Drug y Do The Strand.
De nuevo, el show se hizo corto ya que el despliegue escénico y la perfecta sincronía y el profesionalismo de estos monstruos del pop y el rock no parecía tener solución de continuidad. Algún nostálgico entre el público esperaba que interpretaran “Avalon”, quizás uno de sus temas más populares entre los más jóvenes. Por fortuna, no lo hicieron y demostraron de paso que Roxy Music es más que un tema y para demostrarlo nada mejor que el repertorio citado arriba.
La organización de este Pop-On resultó impecable en líneas generales. El espacio utilizado fue el campo municipal de El Vincle, cuya ubicación debería señalizarse mejor desde la estación del tram-trenet, ya que en esta época el servicio nocturno de los trenes es bueno y facilita la asistencia a espectáculos en las localidades de la Costa Blanca. El espacio disponible era amplio y con facilidades de circulación y ubicación de personas con minusvalías. A esta primera cita asistieron aproximadamente 4.000 personas.
D. L.
Cantabria infinita
Cueva de El Soplao • Turismo y gastronomía